Una de las ventajas de este material es lo fácil que resulta su mantenimiento y limpieza. Basta con usar un paño seco para eliminar la suciedad de la superficie en la mayoría de los casos.
Si la superficie no tiene restos de grasa importantes solo será necesario utilizar un trapo seco para eliminar la suciedad.
Si hay grasa o manchas persistentes se puede utilizar un estropajo de plástico y un poco de lavavajillas.
Es mejor no utilizar productos como ceras, sprays o selladores que pueden hacer que, a la larga, la superficie pierda brillo debido al efecto de dichos productos.
Evite exponer este material en el exterior o en lugares receptores de fuentes de emisión de rayos ultra-violeta.
No utilizar hidrofugantes o selladores para realzar el brillo.
Para limpiar la superficie más a fondo se recomienda un producto limpiador específico tipo Q-ACTION (consulte con su marmolista).
La superficie del material no debe ser pulida ni en suelos ni en encimeras.
No coloque sobre el material objetos recién retirados del fuego. Utilice una superficie diseñada para tal fin.
Evite el roce o impacto de objetos sobre las aristas del producto.
No utilice decapantes, sosa cáustica ni productos con un Ph mayor de 10. Si se usa lejía o disolvente se debe de aclarar con agua y nunca dejarlos en contacto con la superficie permanente.
No utilizar productos con base de cloro.
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